“Jorge” es un ejemplo de esta premisa. De criarse en un orfanato y vivir muchos años en el hospital psiquiátrico, con el acompañamiento de un equipo multidisciplinario del Ministerio de Salud, pasó a un hogar sustituto, hoy trabaja, ya ejerció su derecho al voto y va por más, ahora tiene la mirada puesta en un terreno para construir su casa propia.
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Es el primero en llegar a la municipalidad, ayuda al sereno a abrir las puertas y, a veces, comparte con él unos mates antes de comenzar el día laboral. “Jorgito”, como todos lo llaman con cariño, es ordenanza en la comuna de Limpio los lunes, miércoles y viernes, desde hace tres años. Él se ganó el corazón de sus compañeros, quienes piropean a ese rico tereré que prepara con remedios refrescantes de la yuyera de la esquina.
A sus 32 años, ya pasó por muchas situaciones difíciles en la vida a consecuencia de su “discapacidad psicosocial”. De niño, vivió en un orfanato en Ciudad del Este y no conoció sus orígenes. Luego, lo llevaron al hospital psiquiátrico, en donde estuvo internado por varios años.
Jorge formó parte del primer grupo de pacientes incluidos al Programa de Hogares Sustitutos, iniciado hace diez años por el Ministerio de Salud Pública, a través del Hospital Psiquiátrico, el instituto de Bienestar Social y la Dirección de Salud Mental, con el objetivo de reinsertar a la sociedad a personas con ciertos problemas de salud mental, internadas en el Psiquiátrico por mucho tiempo y sin referencia de sus familias, ni de sus comunidades.
Funcionario de la municipalidad de Limpio
La Lic. Norma Bogado, directora del departamento de Adultos Mayores de la Municipalidad de Limpio, es la jefa de “Jorge”. Ella pone en relieve que en este gobierno municipal son quince las personas que cuentan con alguna discapacidad, contratadas para cumplir funciones en diferentes dependencias. “Es el primer municipio del departamento Central en tener esta cantidad de gente con discapacidad trabajando sin discriminación y con el mismo sueldo que el resto. Jorgito es muy productivo, sin problemas viene con el resultado de cada tarea encomendada”, expone la funcionaria.
“Me siento bien”
Jorge relata su experiencia como funcionario de la municipalidad, destacando la ayuda de sus compañeros. “Me siento bien aquí. Todos me conocen. Vengo temprano porque me queda cerca, soy el primero en llegar. Hace poco, les regalé un lavarropas a mis compañeros del hogar”, comenta sin poder esconder una sonrisa de orgullo por ese logro significativo. Pero ahora una idea no sale de su mente, comprarse un terreno. “Quiero hacer para mi casa. Yo sé que donde vivo es mi casa pero esto es diferente. Me gustaría comprar un terreno y empezar a construir. Vicente me va a ayudar”, sostuvo, haciendo referencia a uno de los padres sustitutos (cuidadores del hogar), con quien mejor se lleva.
Jorge marca un “hito”
Según resalta el psiquiatra Martín Moreno, profesional médico que encabeza el equipo multidisciplinario abocado a la atención de estos usuarios, junto con psicólogos y trabajadores sociales, una de las cualidades de “Jorge” es la proactividad, característica que lo excluye del diagnóstico de esquizofrenia. El doctor detalla que él siempre buscó abrirse a la comunidad, se integró a una iglesia y logró un sentido de pertenencia como ciudadano a una comunidad religiosa. Luego, comenzó un proceso de dos a tres años en una escuela para adultos, donde rememoró la escritura, la lectura, el cálculo y hasta llegó a participar de un desfile escolar. En ese proceso de formar parte de la escuela y de la iglesia, fue consiguiendo distintos tipos de trabajo, inclusive una novia. Más adelante, fue “adoptado” por una familia, mediante la cual se involucró en campañas políticas, algo inédito para él y para el equipo que lo asistió en todo este tiempo. Esta experiencia lo llevó a afirmarse aún más como ciudadano, ejerciendo por primera vez su derecho al voto.
El psiquiatra pone en relieve que el caso de “Jorgito” puede considerarse un hito, pues se trata de una de las primeras experiencias de inclusión laboral en el contexto del Programa de Hogares Sustitutos, y hace alusión a la Ley Nº 2479/04, que establece la obligación de incorporar a las personas con discapacidad a las instituciones públicas.
La rehabilitación implica mitigar obstáculos
El psiquiatra Moreno enfatiza en que la rehabilitación no pasa solamente por la adquisición de habilidades sino, además, por mitigar los obstáculos que impiden la inclusión. “Tenemos el obstáculo de los espacios para la inclusión, por un lado y, por otro, el estigma, que es la marca que le pone la gente a las personas con problemas de salud mental”, señala.
Jorgito usufructúa la red puesta a disposición de los usuarios. Tiene su teléfono celular propio y, cuando necesita, el psiquiatra está a una llamada de distancia. Si se siente mal, acude al hospital distrital de Limpio en busca de atención. Esto denota la mitigación de varios obstáculos para una persona como Jorge, pues tiene a su alcance estos pilares para su desempeño en la sociedad, pese a sus limitaciones psicosociales.
El proceso
La autonomía ganada por “Jorge” no es casualidad, sino el resultado de un trabajo y un acompañamiento multidisciplinario e interdisciplinario que requirió un proceso.
Este proceso, detalla la Lic. Victoria Ramírez, coordinadora del área de Discapacidad del Instituto de Bienestar Social, se inició en el hospital Psiquiátrico, con usuarios que tenían buena funcionalidad, preparados para el alta, pero sin recursos familiares, económicos ni comunitarios.
De esta manera, el Programa de Hogares Sustitutos habilitó un contexto para ellos y, en él, lo que sería su grupo de pertenencia, su familia, su casa, en una nueva historia, más allá de los encierros sin salida, como se encontraban en la internación en el Hospital Psiquiátrico.
En estos hogares, los cuidadores terapéuticos ejercen el rol normativo y afectivo. Hacen de padres sustitutos en el contexto de una familia, quienes son capacitados por el psiquiatra y los psicólogos. En cada hogar, tres parejas se turnan por semana para la atención a unas ocho a diez personas, que conforman el promedio de usuarios por hogar.
Además del cuidado diario y de la atención individualizada, estas personas reciben los medicamentos indicados por el médico tratante, desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena. Hombres y mujeres tienen habitaciones separadas y se turnan para la limpieza y el orden de su casa. Esto conforma una parte de la rutina de convivencia, cada semana se conversa y se evalúa con ellos este proceso y forma parte de una propuesta establecida como terapia ocupacional. En algunos hogares, si el espacio lo permite, se cuenta con huerta, formando parte de su rutina el cuidado de la misma, que implica cultivar plantines, regar, desmalezar y retirar las verduras para el consumo.
También se realizan otras actividades al aire libre, como la práctica de ejercicios físicos y zumba en las plazas ubicadas en los alrededores de cada hogar. Algunos van a misa o al culto los domingos.
La licenciada detalla que los usuarios de estos hogares sustitutos son personas con diagnóstico de discapacidad psicosocial, esquizofrenia o psicosis afectiva, quienes pasan por una etapa de evaluación y, una vez de alta y compensadas, están listas para socializar, pues no son violentas.
“Hay varios como Jorge que están haciendo trabajos domiciliarios, limpieza en las casas, se les contrata para carpir, hacen plantaciones de hortalizas y jardinería”, subraya Ramírez, al tiempo de comentar que la usuaria con más edad en estos hogares tiene 70 años y la más joven, 21.
La cartera sanitaria, a través del Instituto de Bienestar Social, cuenta con seis hogares sustitutos. En Limpio funcionan dos, igual que en Asunción (barrio Jara), uno en Luque y otro en San Ignacio, Misiones. “Jorgito” forma parte del Hogar sustituto “Nuevo Horizonte”, de Limpio.
Más experiencias de inclusión laboral
La licenciada Victoria cuenta que otros tres usuarios con discapacidad psicosocial están trabajando como “Jorge”, en este caso, en una radio comunitaria. “Son co-conductores de un programa en la radio “Filigrana”, de Luque, cada sábado, de 10:30 a 12:00. Abordan sobre este problema de salud y lo importante que es para ellos que la sociedad no los discrimine”, agrega, remarcando nuevamente que no son violentos ni representan un peligro para otras personas. “Siempre invitan a la gente a visitarlos al hogar para compartir con ellos, no piden que se les lleve cosas, ya que en el hogar cuentan con todo lo que necesitan para vivir dignamente. Sino más bien, buscan sentirse parte de la sociedad”.