Las bacterias llegan a ser resistentes a los antibióticos ante su uso desproporcional y para frenar esta amenaza mundial de la “resistencia”, es importante evitar la automedicación y consultar con el médico de cabecera.
Cuando las bacterias son expuestas a
antibióticos, su evolución natural les permite buscar una manera de defenderse,
es por eso que, en algunos casos se producen mutaciones que le permiten ser
“resistentes” a dichos medicamentos.
El uso indiscriminado de antibióticos en
la salud humana, el empleo de antibióticos como promotores de crecimiento en
animales para consumo humano (engorde), y el desecho irresponsable de residuos
hace que la exposición de las bacterias a estos medicamentos sea muy alta.
¿Qué consecuencias trae la resistencia a
los antibióticos?
Cuando una bacteria es resistente a los
antibióticos significa que ya no puede tratarse determinada infección con el
fármaco que corresponde. Esto produce la necesidad de utilizar otros
antibióticos más complejos y a veces más caros.
En algunos casos, existen bacterias que se
han vuelto resistentes a todos los antibióticos, no pudiendo ser tratada la
infección que produce.
¿Qué se puede hacer para evitar la
resistencia de las bacterias a los antibióticos?
El uso prudente de los antibióticos
–consumir solo cuando el médico lo indica-, es una medida muy eficaz para
reducir la aparición de estas bacterias.
Otra medida preventiva es el uso racional
de antibióticos en animales de producción para consumo, y la regulación de los
desechos disminuirán notablemente la aparición de estos microorganismos.