El 7 de abril de este año se celebrará el Día Mundial de la Salud con el tema Hablemos de depresión, una enfermedad muy estigmatizada, como otras enfermedades mentales.
Hablando de la misma con un familiar, amigo, profesional o en los diferentes ambientes en los que nos relacionamos elimina este estigma y hace que más personas pidan ayuda.
Uno de los destinatarios de esta celebración son los adultos mayores, pues los cambios vitales que llevan al envejecimiento pueden provocar depresión.
La tercera edad suele describirse como una época de descanso, reflexión y oportunidades para hacer cosas que quedaron postergadas mientras uno criaba a los hijos y trabaja. Pero la aparición de enfermedades crónicas (Trastornos tiroideos, Mal del Parkinson, Enfermedad del Corazón, Cáncer, Accidentes Cerebro Vasculares, etc.) y debilitantes, la pérdida de amigos, seres queridos y la incapacidad de realizar actividades que disfrutaba, pueden afectar su bienestar emocional. Puede sentir la pérdida de control sobre su vida y recursos financieros limitados, mudanzas del hogar a centros de tercera edad, lo que incrementa el riesgo de depresión.
Estos y otros asuntos suelen dejar emociones negativas, como tristeza, ansiedad, soledad, baja autoestima, que conducen a un aislamiento social y apatía. Si estos síntomas persisten durante al menos dos semanas, podría estar con un cuadro de depresión.
La depresión es muy frecuente en los adultos mayores, sin embargo, muchas veces es pasada por alto porque síntomas como fatiga, falta de apetito, problemas para dormir pueden considerar como parte del envejecimiento normal o un padecimiento físico, por lo tanto, no reciben el tratamiento adecuado psicoterapéutico y farmacológico, o ambos si fuera necesario. Y sufren mayor riesgo de suicidio.
Es mucho lo que puede hace para prevenir y tratar la depresión en la vejez
