La pirotecnia y las personas con autismo no van de la mano. Los efectos aturdidores durante las explosiones que se generan, especialmente en los días festivos como año nuevo, dañan la estabilidad emocional de los niños.
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Expertos recomiendan a los padres que
resguarden a sus hijos con un aislamiento especial a los ruidos externos, música
e incluso auriculares para desconcentrar las explosiones de la pirotecnia
explosiva.
Los estruendos les producen inquietud,
miedo y ansiedad, tanto a los niños como a los adultos que padecen estas
enfermedades, pero afecta en mayor medida a los más chicos, por lo que sería
mejor de utilizar pirotecnia no explosiva, ya que el ruido también afecta a los
animales.
Desde la Dirección de Salud Mental del
Ministerio de Salud se recomienda a las familias que tengan en su seno a un
integrante con autismo o síndrome de Asperger, que traten de estar en una
habitación sin mucho barullo y también segura, atendiendo a que hay personas
que incluso lanzan tiros al aire.
Al contrario de lo que muchos suponen, las
personas con autismo perciben todo lo que sucede en el entorno. Por esa razón,
controlar los ruidos es sumamente importante para que tengan bienestar. Sus
oídos son muy sensibles. Por eso, generalmente se tapan muy fuerte, tienen
crisis de llanto, berrinches o hasta llegan a autolesionarse. Toman una
posición agresiva para comunicar que los ruidos les molestan.
A fines de diciembre, el uso de pirotecnia se
vuelve masivo y es casi imposible refugiarse del ruido de las explosiones.
Mientras afuera el cielo se llena de luces, destellos y estruendos, en algunos
hogares se vive una profunda tensión. Además de los daños físicos que pueden
producir los fuegos de artificio a quienes los manipulan, también provocan un
gran estrés a personas con algún tipo de trastorno, a los ancianos, bebés y a
los animales.