Cuidado de los ojos: en verano el agua de piscina y los rayos del sol pueden ser fuentes de riesgo

• ¿Ojos rojos que pican? La conjuntivitis puede ser la causa.
• Conocer los síntomas, cuándo buscar tratamiento y cómo prevenir.


La exposición al sol sin protección puede traer consecuencias, principalmente en el área ocular, causando irritaciones, lesiones en córnea, quemaduras en párpados, pterigión (carnosidad) y hasta catarata.

Las piscinas pueden constituir una importante fuente de transmisión para contraer conjuntivitis, tanto las de tipo alérgicas por los productos químicos utilizados en ella, como las infecciosas, porque el agua se convierte en un excelente caldo de cultivo para el desarrollo de este mal.

Para evitar contraer conjuntivitis, es indispensable asegurarse de que la piscina esté lo más limpia posible.

En caso de presentar irritaciones por el cloro, existen colirios descongestivos sin corticoides para utilizarlos luego de las piscinas. Para el efecto, es necesaria la consulta al oftalmólogo pues en ningún caso es recomendable la automedicación, ya que se corre el riesgo de lesionar la visión.

También es fundamental utilizar lentes para proteger los ojos de los rayos ultravioletas. Deben ser recetados por los oftalmólogos y comprados de ópticas debidamente habilitadas para no arriesgar la salud ocular.

Se recomienda a las personas que sufren problemas visuales que sus lentes cuenten con la graduación o aumento indicado y del material específico, según la necesidad: antirreflejos (para pacientes con cataratas), protectores contra rayos ultavioleta, etc.

Está comprobado que si los lentes no coinciden con la graduación pueden causar numerosos efectos. En los adultos, puede provocar dolores de cabeza y visión borrosa; en niños, no solo puede causar mala visión y dolor de cabeza, sino que altera el desarrollo normal de la visión, produciendo ambliopatía, una afección irreversible, caracterizada por la disminución de la agudeza visual sin que exista ninguna lesión orgánica que la justifique.

La conjuntivitis es una de las afecciones del ojo más frecuentes y tratables en niños y adultos. Es la inflamación de la conjuntiva, el tejido fino y transparente que cubre el interior del párpado y la parte blanca del ojo. Esta inflamación hace más visibles los vasos sanguíneos, lo que le da al ojo un color rosado o rojizo.

¿Qué causa la conjuntivitis?

Hay cuatro causas principales de la conjuntivitis:

• Virus

• Bacterias

• Alérgenos (como la caspa de las mascotas o los ácaros del polvo)

• Sustancias irritantes (como el esmog o el cloro de la piscina) que infectan o irritan el ojo y el revestimiento de la parte interior del párpado 

¿Cuáles son los síntomas de la conjuntivitis?

Los signos y síntomas de la conjuntivitis pueden variar pero, por lo general, incluyen enrojecimiento o inflamación de la parte blanca del ojo.

• Enrojecimiento o inflamación de la parte blanca del ojo o del interior del párpado.

• Aumento en la cantidad de lágrimas.

• Secreción del ojo blanca, amarillenta o verdosa.

• Picazón, irritación o ardor en los ojos.

• Mayor sensibilidad a la luz.

• Sensación de tener arena en los ojos.

• Ojos o pestañas con legañas.

¿Cómo detener la transmisión de la conjuntivitis?

La conjuntivitis causada por virus o bacterias es muy contagiosa, se trasmite fácil y rápidamente de persona a persona. La que es causada por alérgenos o sustancias irritantes no es contagiosa, pero es posible que se produzca una infección secundaria por otros virus o bacterias que sean contagiosos. Se puede reducir el riesgo de contraer o transmitir la conjuntivitis tomando algunas medidas simples de cuidado personal:

• Lavarse las manos.

• Evitar tocarse o rascarse los ojos.

• Evitar compartir el maquillaje para los ojos y la cara, los cepillos cosméticos, los lentes de contacto y sus envases, y los anteojos.