Los paraguayos consumen una alta cantidad de sal, tres veces más de lo recomendado. Por salud se aconseja disminuir la sal de las comidas, preferir alimentos frescos y evitar el salero en la mesa.
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En el país se consume alrededor de 13,7 gramos de sal al día (2014), cifra que dista de lo recomendado que es de 5 gramos diarios en el adulto.
Algunas de las consecuencias más comunes por el excesivo consumo de sal son la elevación de la presión arterial y los problemas renales. El 45% de la población tiene hipertensión arterial, que es también un factor de riesgo para otras enfermedades, como las cardiopatías: infarto del miocardio y accidente cerebrovascular (derrame).
La hipertensión se puede prevenir reduciendo el consumo de sal, manteniendo una alimentación saludable y un peso corporal adecuado, evitando el consumo nocivo de alcohol y tabaco y manteniendo un estilo de vida físicamente activo.
La Organización Panamericana de la Salud recomienda para disminuir el consumo de sal/sodio, cocinar con la menor cantidad de sal agregada, consumir alimentos frescos y en el caso de incluir productos procesados, elegir aquellos con menor cantidad de sodio. Evitar agregar sal una vez servido el plato en la mesa y exigir alimentos bajos en sodio e información clara para la decisión de compra.
Sal
La sal común o de mesa está compuesta por cloruro de sodio (NaCl) en una concentración de 60% de cloro y 40% de sodio y es el condimento más utilizado, diariamente, a nivel mundial. Se ha valorado históricamente por sus múltiples propiedades, como la de resaltar el sabor de las comidas y conservar alimentos.
La principal fuente de obtención de sodio es la dieta a través de la ingesta de los alimentos, donde se encuentra presente en mayor o menor medida de forma natural o añadida durante el procesamiento. Los productos elaborados industrialmente también contienen sodio en exceso, como el caso de las aceitunas, frutas y verduras en conserva, embutidos, mayonesas y demás condimentos.
La mayor parte del sodio en el organismo humano se encuentra en el líquido extracelular y es importante en el control de la presión arterial, porque mediante el sodio y el potasio los riñones eliminan el exceso de líquidos en sangre. Así también, participa en el equilibrio de electrolitos y participa en la generación y transmisión de impulsos nerviosos.