Recomendaciones sanitarias en caso de incendios

Evite exponerse al humo de los incendios, las partículas de éstos quedan suspendidas en el aire y pueden ocasionar daños en el organismo.
Si está cerca de un incendio forestal o industrial, evacúe el lugar. Si se encuentra alejado a más de 300 metros a la redonda, quédese en la vivienda, con puertas y ventanas cerradas, sin utilizar el aire acondicionado. 


Ante los incendios de gran envergadura, debido a la contaminación de aire que se produce, la población infantil constituye uno de los grupos más vulnerables, sobre todo los niños pequeños, así como las embarazadas, los adultos mayores y las personas con problemas respiratorios y cardiovasculares.

Respirar el aire contaminado por los focos de incendios puede producir efectos negativos en la salud de diversas maneras.

Cualquier persona, incluso aquellas sanas, al exponerse a una cantidad suficiente de humo de incendio en el aire, compuesto por una mezcla de gases y partículas pequeñas, puede tener efectos en su salud. 

En caso de incendios, la cartera sanitaria recomienda: 

1. Evitar permanecer a 300 metros a la redonda del incendio.

2. Informarse sobre la calidad del aire local.

3. De ser posible, permanecer dentro de la vivienda. Mantener las puertas y las ventanas cerradas, para evitar que ingrese el humo. No utilizar el aire acondicionado. 

4. No aumentar la contaminación del aire interior de la casa: no fumar, no encender velas, chimeneas, fogones, no barrer ni sacudir el polvo de muebles u otros objetos. En caso de hacerlo, utilizar trapos mojados.

5. Mantenerse hidratado con agua.

6. En caso de que sea imprescindible salir de la casa, debe utilizar mascarillas o barbijos de protección. Las apropiadas son las N95, KN95 o P100, sobre todo, para aquellas personas que presentan enfermedades respiratorias o cardiovasculares. 

7. En estas condiciones, evitar practicar actividades recreativas al aire libre.

8. En caso de ser portador de enfermedades respiratorias, como asma, EPOC, siga las indicaciones de su médico, en cuanto al tratamiento recomendado. Si los síntomas empeoran, acuda a la USF o servicio de salud más cercano a su domicilio.

Respirar el humo puede ocasionar: tos, dificultad para respirar, irritación en los ojos y garganta, rinorrea, bronco obstrucción, dolor de pecho, cefalea, crisis de asma, cansancio y decaimiento.