El equipo de Neurología del hospital general pediátrico “Niños de Acosta Ñu” explica que el diagnóstico de los trastornos del neurodesarrollo, entre ellos el TEA, es clínico, y debe de darse por un especialista en la materia, si es posible un médico neuropediatra o psiquiatra, o psicólogo con experiencia; pero idealmente por un equipo multidisciplinario.
Si el medico pediatra detecta algunos signos de retrasos en el desarrollo, durante los controles periodicos del nino, y sospecha que puede tratarse de algun trastorno del neurodesarrollo, el mismo lo debe derivar a un especialista, como un psiquiatra o un psicologo infantil, o a un neurologo pediatrico, a fin de realizarle una evaluacion.
Existen varias escalas diagnosticas que pueden ayudar a la identificacion de un trastorno del espectro autista, como el CARS, el SCQ o el SRS; y tambien pruebas especificas, como el ADOS ADIR o el DISCO. Sin embargo, estos son instrumentos que ayudan al especialista y no herramientas categoricas diagnosticas. Ningun instrumento es capaz de discriminar los signos y sintomas, si el observador no tiene formacion clinica solida, y no reemplazan la impresion clinica del mismo.
El nivel de funcionalidad en los TEA se definira por las capacidades de adaptacion y respuesta al entorno, siendo el compromiso familiar y el nivel cognitivo del paciente los factores pronosticos preponderantes para la evolucion positiva del mismo.
El TEA es un trastorno del neurodesarrollo, con una base neurobiologica, que incluye anormalidades celulares y estructurales en diferentes regiones del cerebro, caracterizado por dificultades en el desarrollo de las habilidades del lenguaje, la socializacion y, frecuentemente, acompanado por patrones restrictivos y estereotipados de conducta, y que se inician antes de los 3 anos.
En los ultimos anos, ha ido en aumento el diagnostico de los TEA, si bien se ha mencionado que actualmente la prevalencia podria ser del 1 al 2 % de la poblacion infantil, estudios con rigidez cientifica ubican la prevalencia en el 1 % en paises en desarrollo como el nuestro; debido a las dificultades devenidas de la situacion socio-economica-sanitaria, la prevalencia podria ser mayor, pero no contamos con datos fidedignos al respecto.
“Ante la sospecha de un TEA, instamos a la familia a realizar las consultas correspondientes y a no dilatar la intervencion temprana si no hay diagnostico especifico, considerando un enfoque multidisciplinar y con profesionales adecuadamente formados”, senala el equipo de Neurologia del pediatrico, remarcando que deben evitarse pedidos innecesarios de test, cuando el diagnostico sigue siendo clinico.
*Bibliografia
C. Lord et al. Lancet. 2018. 11; 392(10146): 508–520