- Hasta un 90 % de los ataques cerebrovasculares puede prevenirse si los factores de riesgo son controlados.
Cuando la función cerebral se detiene bruscamente, pueden aparecer síntomas como desvío de boca, debilidad en las extremidades, problemas para hablar y entender o presentar una disminución brusca de la visión; puede tratarse de un ictus o ACV. En el 85 % de los casos, se debe a un coágulo que se forma en algún lugar y que tapona una de las arterias del cerebro. Al trancar una de las arterias del cerebro, se paraliza la circulación en ese sector, y el mismo no recibe sangre; por ende, no recibe oxígeno y una parte del cuerpo deja de funcionar o pierde alguna función, y en un 15 % es porque una arteria se rompe y sangra y es cuando se produce una hemorragia cerebral. Ocurre bruscamente, de golpe. Puede ser, por ejemplo, durante el desayuno o cualquier otra actividad y, de un momento a otro, la persona no puede hablar o no entiende lo que se le está diciendo. Eso puede tratarse de un ictus. Síntomas de un ictus o ACV Cuando se instala bruscamente de un momento a otro un desvío de la boca o un problema o dificultad para hablar o una debilidad de brazo o pierna de uno o de ambos lados, así como una disminución brusca de la visión, se debe pensar que puede tratarse de un ictus. Hasta un 90 % de los ataques cerebrovasculares puede prevenirse si los factores de riesgo son controlados, siendo los principales la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipidemia, la obesidad, el sedentarismo, el tabaquismo y el consumo de alcohol. Por lejos, los más importantes son la hipertensión y la diabetes. Si se mantiene bajo control el azúcar, la presión, el colesterol, si no se fuma y se tienen hábitos saludables de vida, es posible prevenirlo. El ictus es la tercera causa de mortalidad en el mundo y la primera en causar discapacidad en adultos. El Ministerio de Salud Pública cuenta con el Código ICTUS, un programa que brinda la atención a pacientes que sufren de un ataque cerebrovascular (ACV) isquémico y se implementa en el Hospital General de Luque, en el Hospital Nacional de Itauguá, en el Hospital General de Coronel Oviedo y en el Hospital General de Itapúa. El sistema "Tele ICTUS" busca reducir las secuelas y la mortalidad asociadas a esta condición, y la telemedicina permite conectar a los médicos de los hospitales con neurólogos expertos, quienes ofrecen soporte en tiempo real para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con ACV. Con el tratamiento se busca llegar a tiempo, que no queden secuelas ni se produzca la muerte del paciente. El ACV es más frecuente en personas con más de 65 años; sin embargo, personas con menos edad ya lo están sufriendo. Es importante que el paciente reconozca los síntomas, no los minimice y busque atención médica inmediata; en los servicios se encargarán de reconocer, diagnosticar y tratar a tiempo para evitar daños irreversibles. El impacto es alto tanto para el paciente como para su familia, ya que esa persona de un día para otro se queda sin movilidad, se vuelve dependiente y hace que un familiar suyo también tenga que abandonar sus labores para poder ocuparse de él. Si el paciente recibe la medicación, se tiene hasta 9 veces más chances de volver a sus actividades habituales en poco tiempo.