¡Mamá! Si no como o lloro es porque algo me está doliendo

Si tu hijo de meses de vida se toca o frota la oreja, le cuesta alimentarse o simplemente se niega hacerlo, podría estar indicándote que sufre de algún dolor en el oído o la garganta. Ambas afecciones son desagradables y si no son tratadas a tiempo podrían derivar en otras enfermedades más serias.


No es un secreto que cuando los niños son un poco más grandes puede expresarte cuando sufren de dolores en el oído o en la garganta. Sin embargo, cuando son bebés esto se complica un poco por lo que debes prestarle mucha atención. 

Si al observarlo ves que se toca o frota la oreja del oído donde presenta un dolor o parte de la cabeza podría estar tratándote de decir que siente alguna molestia en el mismo. otra formar de señalártelo es cuando se pone de mal humor, le da fiebre o despierta llorando varias veces por la noche. 

En el caso de un dolor en la garganta, este podría manifestarse cuando a tu bebé tiene dificultades para tragar alimentos o tomar líquidos, sobre todo si llora al hacerlo. También podrías notarlo a través de su cara enrojecida o si esta afiebrado y se niega a comer lo que le ofrezcas. 

No todos los dolores de garganta son graves, pero si es una clase de infección producida por un estreptococo, puede ser muy grave y provocar otras enfermedades más serias. 

Cuidados a tomar en ambos casos 

El dolor en el oído es algo muy serio que si no es atendido de manera oportuna puede producir daños severos en el mismo. Por ello, si tu hijo padece de está afección plancha una telita de algodón, y cuando esté tibio pónselo sobre la oreja afectada. Cubrí sus oídos con una gorra cómoda y jamás apliques un medicamento sin consultar antes con un profesional de salud.  

Cuando se trata del dolor de garganta, continúa amamantándolo y manteniéndolo, cómodo y calmado. En caso de que supere los 6 meses dale muchos líquidos como agua o jugo de frutas naturales. 

En cualquiera de los dos casos si estos dolores van acompañados de fiebre o incluso pus no dude en acudir al pediatra para el diagnóstico y tratamiento correspondiente. Si el médico le receta un medicamento, asegúrese que lo tome hasta terminar. Recuerde que a pesar de que tu hijo muestre indicios de sentirse mejor, los microbios que causaron la enfermedad no desaparecerán hasta que se haya cumplido con el tratamiento.