Tabaco: la puerta de entrada a otras drogas

La relación de proximidad con modelos de conducta hace que un adolescente en edad temprana sea más propenso a iniciarse en el hábito de fumar y, a corto plazo, experimentar con drogas más fuertes como la marihuana. 



El tabaco es una droga de la categoría de estimulantes del sistema nervioso central, que está compuesto por infinidad de sustancias de alta toxicidad, que se multiplican durante su combustión y que pueden llegar a contener 7,000 sustancias químicas en el humo de este producto.

Su principal componente es la nicotina, un alcaloide que se encuentra en las hojas del tabaco, y posee una alta capacidad adictiva. A ésta se suman otros componentes, tales como el alquitrán, amoniaco, arsénico, monóxido de carbono, níquel, polonio, acetona, todas ellas con una alta toxicidad.

La nicotina funciona de manera similar a otro tipo de drogas, activando los núcleos cerebrales implicados en el placer o circuitos de gratificación; al igual que otras sustancias, la nicotina eleva los niveles del neurotransmisor “dopamina”, incrementando la sensación de placer.

Sus efectos se producen muy rápido, tras encender un cigarrillo o aspirar nicotina de otro modo, por ejemplo, a través de un cigarrillo electrónico, la nicotina se distribuye por el cerebro, produciendo efectos desde los primeros 10 segundos.

Cuando los efectos de la nicotina disminuyen (la nicotina tiene una vida media corta, en torno a dos horas), la persona fumadora siente deseo de volver a fumar, esto es, síndrome de abstinencia. Debido a la rapidez de la desaparición de los efectos de la nicotina, la conducta de fumar se repite de forma reiterada con una elevada frecuencia.

El tabaco constituye una droga de entrada, con lo cual el riesgo de usar otras drogas se incrementa. Un factor primordial es la exposición a modelos. Es decir, los hijos de padres fumadores o que beben alcohol en exceso tienen más riesgo de fumar y usar otras drogas.

Según el estudio de “Prevalencia de Consumo de Drogas”, con 24.201 muestras de adolescentes en edad escolar, se muestra que existe un alto porcentaje de iniciación a temprana edad. Se presenta el consumo de tabaco “alguna vez en la vida”, de un 13% de los estudiantes encuestados de hasta 14 años; el 24,3% los de 15 a 16 años y el 30,9% los de 17 años y más. En promedio, esto indica que el 22% ha fumado cigarrillos desde menores de 14 años y hasta los 17 años.

La prevención de las adicciones puede realizarse en niveles diferentes, según sea el grado del riesgo de las personas para consumir drogas o el daño sufrido cuando ya las consumieron. Se basa en una actitud atenta cuyo propósito es evitar la aparición de riesgos para la salud tanto del individuo como de la familia y de la comunidad.