La lactancia materna es el alimento fundamental para la niña y el niño en la etapa más vulnerable de sus vidas. Debido al aporte inmunológico y nutricional los mantiene sanos, logrando un crecimiento y desarrollo saludable, así como un estrecho lazo emocional y afectivo con la mamá.
La Organización Mundial recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, y el mantenimiento de esta práctica de forma complementaria hasta los dos años o más.
A continuación señalamos diez poderosas razones para llevar a cabo la lactancia materna:
Amamantar por seis meses o más se asocia con una reducción del 19% en el riesgo de leucemia en la niñez, comparado con un período más corto o con no amamantar.
Los bebés que son amamantados tienen un 60% menos de riesgo de morir por síndrome de muerte súbita infantil, comparados con los que no son amamantados. El efecto es aún mayor para infantes que reciben lactancia materna exclusiva.
Los adultos que fueron amamantados cuando niños tienen 3.4 puntos más en los indicadores de desarrollo cognitivo. Un aumento en el desarrollo cognitivo resulta en más años de escolaridad.
La leche materna, además de brindar la nutrición perfecta y la protección contra infecciones y muerte, sus componentes probablemente afectan la programación epigenética en un momento crítico, cuando la expresión de los genes se está desarrollando para el resto de la vida.
La lactancia materna prolongada reduce el riesgo de sobrepeso y obesidad en un 13%, lo que contribuye a combatir las enfermedades no transmisibles causadas por la obesidad. También disminuye el riesgo de diabetes tipo 2 en 35%.
El apego entre madre e hijo aumenta cuando las madres interactúan con sus hijos mientras amamantan. Períodos más prolongados de lactancia materna se asocian con respuestas más sensibles de las madres y la seguridad que se genera con el apego.
La duración de la lactancia materna esta positivamente asociada con los ingresos. El seguimiento a una cohorte de niños 30 años después de su nacimiento, mostró que los adultos que fueron amamantados tuvieron salarios más altos, un efecto que fue mediado por el aumento en los años de escolaridad.
Las políticas que apoyan la lactancia materna en los lugares de trabajo son buenas para las empresas. Esto genera que en el lugar de trabajo aumente la retención de los empleados, el rendimiento, la lealtad, la productividad y el espíritu de grupo.
La lactancia materna no deja huella de carbono. La leche materna es un recurso renovable y es producida por las madres y consumida por los bebés sin polución, empaque o desechos.
Las mujeres que amamantan tienen:
Dar de mamar, además, reduce el riesgo de depresión posparto, ayuda a recuperar el peso normal y beneficia el sistema óseo de la mujer, logrando una remineralización de los huesos, contribuyendo a largo plazo a prevenir fracturas, osteoporosis y artritis.
Lactancia materna, una política imperativa de la salud pública
La OMS refiere que, si hubiera una nueva vacuna que previniera 1 millón o más de muertes infantiles por año, y que además fuera barata, segura, administrada por vía oral, y que no necesitara una cadena de frío, sería una política imperativa de la salud pública. Asevera que la lactancia materna puede hacer esto y más.
