¿A los niños les tomamos la presión arterial? Sí, y te contamos las razones

  • No es raro que los adultos se sorprendan cuando en consulta de pediatría se tome la presión arterial a los niños. Y no, no se trata de un procedimiento exclusivo de adultos, sino de uno que ayuda al personal de salud a detectar a tiempo la hipertensión infantil y prevenir complicaciones serias en el futuro.


En un solo día, de los 85 niños que ingresaron a consultorio, tres de ellos mostraron cifras de presión elevada para su edad, de acuerdo al registro de enfermería. “La presión arterial elevada en la infancia muchas veces no se nota. No da síntomas claros, pero puede tratarse del primer signo de una enfermedad renal o de otra condición de base”, señaló la Dra. Claudia Gamarra, nefróloga pediatra del Acosta Ñu.

Por su parte, el nefrólogo infantil, Dr. Miguel Franco, explicó que la obesidad, la disminución de la actividad física y el sedentarismo son algunas de las causas actuales del aumento de la presión arterial en niños. Enfatizó que siempre se deben descartar las causas secundarias. El profesional aconsejó consultar precozmente si se detectan alteraciones en la presión arterial.

Según explican los profesionales de la nefrología pediátrica, en los niños y adolescentes la hipertensión suele tener una causa secundaria que podría estar relacionada con una enfermedad renal, cardiaca, alteraciones vasculares o endócrinas. También, a causas primarias como consecuencia del sobrepeso, el sedentarismo y la alimentación alta en sal.

El Dr. Julián Vega, también nefrólogo pediatra, indica que con una sola medición no se puede hacer un diagnóstico. “Hay que tener en cuenta si el niño acaba de hacer ejercicio, si se encuentra ansioso o si el manguito usado para medir la presión es del tamaño adecuado. Si en los distintos controles los indicadores se mantienen fuera del rango para la edad, se considera hipertensión y debe estudiarse”, explicó.

Los profesionales mencionaron, además, que los controles deben comenzar desde los tres años. En niños sanos, al menos una vez al año y, en quienes cuenten con factores de riesgo –prematurez, bajo peso al nacer, obesidad, enfermedad renal, diabetes o cardiopatías–, iniciar antes.

Explicaron que el tratamiento depende de la causa y que cuando se trata de una hipertensión secundaria, se debe controlar el origen para tratar de normalizar de esta manera la presión arterial. Y, en todos los casos, los buenos hábitos como mantener una alimentación saludable evitando los ultraprocesados, bebiendo la cantidad de agua necesaria, realizando actividades físicas y visitando al médico para los controles periódicos, contribuyen a mejorar la condición de los niños.

La presión arterial también se mide en niños. El equipo de medición es distinto al que utilizan los adultos. Y los resultados, más que una serie de números, son un indicador que ayuda a los médicos a evaluar cómo se encuentra el niño y, de ser necesario, tratarlo.